Aprender juntos aunque seamos diferenteses es justo

La inclusión, una cuestión de justicia, de ética, la educación inclusiva como valor, aprender juntos es necesario para todos.

Para los estudiantes con capacidades diferentes, con “diferencias” más acentuadas, para la sociedad en general (para la comunidad de la cual unos y otros formamos parte), si conseguimos que aprendan juntos, conseguimos a la vez algo aún más importante: que aprendan que pueden aprender juntos, que pueden estar juntos, que pueden vivir juntos, que pueden CONVIVIR, a pesar de sus diferencias.

Es preciso atender juntos a estudiantes diferentes mediante la enseñanza personalizada (que se ajuste a las características personales de cada uno).

EL GRUPO COMO UNA PEQUEÑA COMUNIDAD DE APRENDIZAJE

El grupo clase ha de dejar de ser una simple “colectividad” (una simple suma de individuos) y ha de pasar a ser una “comunidad”, los estudiantes de un grupo deben dejar de ser sujetos “pasivos” y pasar a ser “protagonistas”, para que, en la sociedad, no acaben siendo “individuos” y “súbditos”, sino “personas” y “ciudadanos”.

Empieza a ser una comunidad de aprendizaje en el momento que los que lo forman se interesan unos por otros; se dan cuenta de que hay un objetivo que les une - aprender los contenidos escolares- y que consiguen este objetivo más fácilmente si se ayudan unos a otros.

LOS DOS PRESUPUESTOS BÁSICOS PARA QUE EL GRUPO SE CONVIERTA EN UNA PEQUEÑA COMUNIDAD DE APRENDIZAJE:

PROTAGONISMO Y PARTICIPACIÓN ACTIVA: no asistir como simple espectador.
COOPERACIÓN: como los alpinistas